Para A, parte 2
- Julia M. González
- 5 ene 2015
- 1 Min. de lectura
"Quizá por eso le gustaba A, pensó meses después. Una noche de febrero, con la cabeza recostada en su pecho, escuchando cómo los latidos de su corazón se normalizaban después de hacer el amor, ella se preguntó si era aquella la razón por la que le había gustado en primer lugar. Sí. Le gustaban la hostilidad ocasional en sus palabras, su eterna soberbia y la torpeza con la que demostraba sus sentimientos precisamente porque eran cualidades inaceptables para ella, que la atraían compulsiva, naturalmente, como miel a las abejas. Deseaba, casi sin querer aceptarlo, cambiar esas cualidades de a poco, modelarlas con sus manos como arcilla. Quería, porque creía necesitarlo así, que de sus labios brotaran esas palabras de amor que nadie le había dedicado jamás; quería que aquellas palabras le enseñaran a amar todo aquello que ella había aprendido a odiar de sí misma; quería, de una vez y para siempre, sentirse bella, amada y completamente en paz con los demonios en su interior, y estaba convencida de que sólo lo lograría entre sus brazos."
Extracto del único cuento que me arrepiento de haber escrito
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